Monday, November 10, 2008

Las "defensas" del Presidente

Varios ejemplos de cómo el Jefe de Estado ha abogado en distintas ocasiones por miembros de su equipo de Gobierno que posteriormente han terminado procesados por la justicia o señalados de tener nexos non sanctos.
La férrea defensa que hizo desde México el presidente Uribe de su embajador y ex fiscal Luis Camilo Osorio —según dijo, era víctima de un tráfico de infamias en su contra orquestado por “una recua de bandidos muy habilidosos” que buscan “hacer montajes”— avivó en sus contradictores políticos polémicas superadas sobre cercanos colaboradores suyos que cayeron en desgracia y hoy enfrentan la mano de la justicia. Funcionarios a quienes, de cualquier manera, el Jefe de Estado apoyó en su momento y por los que reclamó con ímpetu su inocencia.

Osorio, investigado por denuncias que lo relacionan de favorecer al paramilitarismo en sus tiempos como Fiscal, advirtió que no conoce ni ha tenido vínculo alguno con grupos de autodefensa y que tiene información según la cual en varios correos de Raúl Reyes se dio la orden de efectuar una campaña de desprestigio en su contra. En ese sentido, Uribe Vélez respaldó la gestión de su funcionario en México aludiendo que “no podemos permitir que la propaganda de los terroristas sea la que quede como la verdad”. Una frase que refleja su talante combativo en la defensa de sus colaboradores, pero que en ocasiones anteriores le ha pasado factura.

Del pluralmente procesado ex director del DAS, Jorge Noguera, ha dicho el Presidente lo siguiente: “Seguiré creyendo en él porque lo he conocido como un hombre honesto y claro”; o “pongo las manos al fuego por él”; o “si es condenado mi deber es ofrecerle disculpas al país”, o “lo envié a Milán porque él se sentía amenazado y uno se pregunta en estos casos: si uno lo manda, malo, y no lo manda y lo matan aquí, malo”. Bien es cierto que sobre Noguera no pesa ninguna condena, pero ya dos veces ha estado en prisión por señalamientos de no poca monta sobre sus presuntos nexos con el bloque norte de las Auc.
No es el único caso. En 2006, en respuesta a publicaciones de prensa que reseñaron que el ex gerente de campaña de Uribe en el Magdalena, Raúl Montoya Flórez, era dueño de un pasado turbio y que le habían cancelado la visa a E.U., ofuscado, el Presidente afirmó sentirse ofendido y calificó a Montoya como un hombre probo, diáfano y cristalino. “Y ahora le van a quitar legitimidad a este Gobierno comparando a don Raúl Montoya, un hombre honesto que vive en Santa Marta, con un narcotraficante como Diego Montoya. No hay derecho. A mí me da hasta pena con don Raúl. Pregunten ustedes en Santa Marta quién es él”.

Dos días después, El Espectador publicó un extenso artículo titulado “Los cheques de Montoya” en el que reveló que Raúl Montoya Flórez tuvo negocios con Luis Carlos Molina Yepes —el pagador de los asesinos de Guillermo Cano— y que, de hecho, Molina le giró a Montoya cinco cheques de la misma cuenta de la que se extrajo el dinero para que fuera asesinado por el cartel de Medellín el ex director de este diario, en hechos ocurridos el 17 de diciembre de 1986. Muy escuetamente, Montoya Flórez reconoció haber recibido esos cheques y desde entonces el Presidente cesó en su defensa.

Algo parecido ocurrió el 29 de abril de 1999 con el general Rito Alejo del Río. Ese día, en el Salón Rojo del Hotel Tequendama de Bogotá, se convocó a un homenaje al general del Río, llamado a calificar servicios por el gobierno Pastrana dos semanas antes por sus presuntos nexos con los paramilitares. El evento, que contó con la asistencia de 1.500 personas, tuvo como principal orador a Álvaro Uribe Vélez, quien defendió con vehemencia la gestión que como comandante de la Brigada 17, con sede en Carepa, Antioquia, tuvo el general del Río. La ceremonia no escapó de la polémica por el tono que esbozó el Mandatario en su decidido apoyo al ex oficial.

“Sí, yo fui a ese homenaje y allá habló también Fernando Londoño, estuvo Plinio Apuleyo y siquiera lo hicimos. Iban a echar 13 generales de la República y muchos me llamaron a mí a decir que esa persecución era injusta. Lo que hice fue apoyar a la Fuerza Pública y a la justicia (...) Les hicimos un homenaje de desagravio de cara al país. Yo apoyé a todos los generales que estuvieron en Antioquia, en las tres brigadas, a todos los que estuvieron en los comandos de Policía. A ver si puede haber un testimonio de que recibieron un mal ejemplo mío en público o en privado, a ver si hice algo distinto a apoyar la institucionalidad”, fue la enérgica respuesta que le dio el Jefe de Estado a un medio de comunicación que le preguntó por el homenaje.

El general del Río está en prisión sindicado de cohonestar con los “paras” en Urabá y de la muerte de un campesino, ocurrida en 1997 durante la Operación Génesis. Y sobre él pesan testimonios que lo relacionan también con la masacre de Mapiripán (Meta). Sin embargo, el desagravio que en 1999 le hizo Uribe a del Río se le ha convertido en un sambenito que no desaprovechan sus contradictores para enrostrarle de tanto en tanto. Como ocurrió con el caso del ex embajador Salvador Arana Sus, llamado a juicio por el asesinato, en 2003, del alcalde de El Roble, Eudaldo Díaz, quien denunció ante el propio Uribe en un consejo comunal de Gobierno que lo iban a matar.

Redacción Judicial/El Espectador

Wednesday, October 15, 2008

El poder del miedo

No sabía si aceptar o no. Se encontraba inmersa en esa duda si entraba en ese medio de tan mala fama pero donde podría aliviar una frustración o dejaba pasar la oportunidad y seguía viendo pasar injusticias sin hacer nada al respecto. Así se sentía Patricia o Patty como muchos la llamaban. Pareciera una decisión fácil y cualquiera que no estuviese en su situación se arriesgaría, sin saber lo que sería sumergirse en un mundo elegante, maquillado, donde creer la irrealidad impuesta es lo primordial para no ser acallado o literalmente acribillado, un mundo lleno de ciegos, sordos, mudos, que giran entorno a una ambición alejada de lo que debería ser su función de cambiar y mejorar. Patty, mi madre, sabía lo que podría enfrentar, pensaba en tantas situaciones que lograría cambiar, pero no podía ocultar el peligro con el que ya estaba familiarizada, aquella batalla del miedo, un miedo que se esparce rápidamente y se apodera de todos los sentidos, y no te deja pensar, no te deja actuar, te bloquea y por mas fuerte que sea la lucha es el miedo ante la muerte. Ya alguien muy cercano lo había vivido, ella lo sintió indirectamente, y por eso, la duda de arriesgar su estabilidad, su familia y su vida, la hacía enfrentarse con su espíritu de ayuda. Una situación de muchos, pero siempre con finales tristes, llenos de injusticia, decepción, impotencia, rabia y todo lo que produce la política y en este caso la colombiana.

El impulso la perseguía y se encarnaba en su novio quien le prometía ser una oportunidad única, de progreso económico, de sacar provecho y convertirse en aquellos ciegos, sordos y mudos que se benefician con esa vida cristalizada e inventada. Pero Patty lo veía distinto, sabía lo que ocurría y aunque su novio le demostró cuales eran sus intenciones, ella no quería ver la realidad de una persona que no compartía su espíritu de humildad.

La campaña política comenzó en medio de cocteles y promesas, llena de saludos fraternales de aquellos poderosos quienes sonreían y pensaban en como extirpar aquel contrincante que les pudiese quitar la jugosa suma que obtendrían al ganar. Las estrategias fluían para ilusionar a aquellas personas quienes creyentes les darían su voto el día de elecciones a cambio de un almuerzo y unas palabras bonitas. Patty entendió que así la idea plasmada fuese mejorar la calidad de vida de unas personas la realidad era convencerlos de que su situación estaba mejor que antes, así no lo fuera. Una realidad de ver como se jactan de sus logros aquellos que ansían el poder, como derrochan el dinero pero al momento de convencer a las personas de lo importante que son para ellos y para la solución de sus problemas, repiten un discurso, con gestos y señas ya trabajadas para resultar convincentes y gloriosos. Fue sorprendente para Patty conocer lugares ocultos y escondidos a pesar de estar ubicados en lo más alto de las lomas, donde no importaba ser la misma raza ni la misma gente. Era otro mundo, y si no pertenecías a el, podías ser eliminado, porque indirectamente serías considerado como uno de los culpables de que ese mundo existiese.

Patty sentía el poder que había anhelado, con su mirada fija e imponente, logró atravesar ese muro que separaba a ese otro mundo, y con ayuda de los que lideraban la seguridad de aquellos seres ocultos, utilizaba el poder entregado y absorbía todo su entorno para entender las necesidades primordiales de la zona. Una comunidad de calles sin pavimentar, de subidas y bajadas colmadas de rocas y basura, bordeada por un río lleno de sueños, metas, esperanzas, risas, llantos, todo lo que estas personas depositaban cuando llegaban allí, fuese para bañarse, subir agua a sus viviendas, pasear, jugar, o simplemente desahogarse en esa corriente que fluía como lo hacía el barrio Ciudad Bolívar, la zona mas alta de la ciudad de Bogota. No sólo la más alta, la más vistosa, sino también la más olvidada, la más aporreada por esos que presumían ser sus salvadores.

Patty logró la confianza de ser aceptada como una más, una posible salvadora de las victimas de la injusticia. Y esto lo logró quitándose prejuicios y cambiándolos por herramientas de ayuda, por sonrisas, abrazos, diferente al asco que sentían los miembros de ese grupo aspirante a una curul en el congreso de la república, incluido su novio. Un asco que les producía el olor a pobreza, a miseria, en casas de bareque, sin paredes, en espacios pequeños donde se acomodaban hasta 10 personas, espacios equivalentes al baño de estos supuestos salvadores. Sin contar que en ese espacio dormían, cocinaban, hacían sus necesidades, contaban historias, se escondían de la lluvia, prendían velas, o escuchaban radio de pilas, casi siempre robadas. Utilizaban un vocabulario extraño, ofensivo, pero quizás más sincero que el utilizado en cocteles de alta alcurnia. Patty entendió y apreció ese estilo de vida, pero lo entendió gracias a sus experiencias, a las enseñanzas de sus familiares quienes siempre le enseñaron a dar sin recibir, a tener humildad, respeto y no aceptar la injusticia.

Patty admiraba esas mujeres que madrugaban a trabajar, y sin opción alguna, caminaban hasta dos horas por esas lomas llenas de polvo, perros, gatos, orines, basura, y hasta cuerpos cubiertos de moscas que terminarían tirados al barranco. Veía tanto para hacer, tanto dolor por sanar, tantas ganas de salir adelante, y apoderándose de su espíritu de lucha irrumpió en los corazones fríos de su novio y sus secuaces, para que ellos, así fuese por interés, organizaran el equipo médico que sanaría o aliviaría dolores de esta comunidad poblada por el peligro y enfermedades. Niños y ancianos fueron primeros y sin saberlo, los únicos que se llenarían de ilusión al ver que su resignación ante el dolor podría tener fin.
Los días no daban abasto, Patty hubiese querido que fuesen más largos, cada vez se impresionaba más de la cantidad de personas gritando por ayuda. Los honorables salvadores nunca habían trabajado en jornadas tan extensas, pero Patty aprovechaba esa sed de ambición que los carcomía para que no descansaran y sin que se dieran cuenta cultivaran ese talento de servir a los demás, como dice aquella frase “el que no vive para servir, no sirve para vivir.” Y en medio de tanta necesidad, a Patty se le olvidó a quien representaba, se le olvidó el peligro que corría al estar enlazada en esa guerra por el poder. Ese olvido cubierto por una venda que la hacía sentir que sus manos tenían el alcance de cambiar todo lo que tocaran. Esa venda que la hacía subirse en una nube, y alegrarse de toda tristeza convertida en sonrisas, en esperanzas y en ilusiones. Esa venda que fue arrebatada, a golpes, usando el miedo como el arma mas contundente de los amantes del silencio, así lograron que esa mirada imponente de Patty se viera reducida al clamor por su vida, a la inofensiva mirada de una madre cabeza de familia, quien suplicaba ante la injusticia por un corazón que no la callara, que la dejara recoger esa venda de ayuda y anhelos. Pero la cabeza fría, cegada por el dinero pisoteó esa venda y la arrojó al olvido. Patty adueñada de un miedo incontrolable, arrinconada en un potrero con un arma apuntándole, y mirando fotografías nuestras, escritos donde especificaban nuestras horas de salida y llegada, nuestros colegios, detalles mínimos de sus seres queridos envueltos en la amenaza de muerte, solo pudo entender que su frustración seguiría, esa impotencia de no poder cambiar mas angustias, de tener que salir huyendo ante la desesperación de haber sido víctima de esa ansia de poder y dinero, que mata las voces que aclaman justicia, en ese lugar donde vale mas un centavo que la vida de una persona.

Andres Rios / Septiembre 15, 2008

Otra víctima más de los amantes del silencio

El sobre decía Servicios de Inmigración y estaba dirigido a Ana Maria Hurtado. Resaltaba en la mesa como pidiendo a gritos que fuese abierto, pero Ana lo veía con esa curiosidad envuelta en angustia de lo que definiría su futuro a partir de ese momento. Los recuerdos de todo aquel proceso comenzaron a resonar en medio de ese cansancio que la poseía por haber estado limpiando habitaciones de un hotel en el cual trabaja. No tocó el sobre, simplemente lo miraba mientras dejaba su portacomida al lado y se acomodaba con el placer de descansar, quitarse los zapatos y pensar. Pensar en lo que se había convertido su vida, en todo lo que había pasado y que ahora todo dependía de la respuesta de ese sobre. Recordó el momento en que llegó a su casa ubicada en un pueblo al nor-oeste de Colombia de clima bastante calido, sin viento pues esta encerrado entre dos montañas, donde solo bastaba con caminar para regar gotas de sudor por todo el cuerpo. Ese momento en que la imagen de la puerta principal medio abierta le infundió un miedo incontrolable pues presentía que algo había ocurrido. Solo pensó en sus hijos y empujó aquella puerta que le mostraría la seriedad del peligro que estaba corriendo. Una casa totalmente desbaratada, y una nota puesta en la pared de la sala con un spray verde que decía “le damos 24 horas pa que se pierda sapa hijueputa.” Los nervios no la dejaban pensar y solo buscaba entre el desorden a sus hijos, gritaba desconsolada sus nombres y cada vez se sumergía mas en sus lágrimas al no escuchar ninguna respuesta. No se había percatado que eran las 3 de la tarde y sus hijos estarían por llegar del colegio, como efectivamente sucedió. –Mama, ¿qué paso? Fueron esas palabras que despertaron a Ana, le devolvieron el corazón y en un salto abrazó a sus hijos y llorando les decía, “empaquen todo que nos tenemos que ir de acá.” Con lágrimas recorriendo su rostro Ana recordaba aquel momento crucial que la obligo a pedir Asilo Político en los Estados Unidos.

Había sido un proceso complejo que había tenido que enfrentar comenzando por la llegada a esa Iglesia, grande, de color rosado, donde tuvo que enfilarse y escuchar tantas historias por las cuales muchos colombianos se encontraban allí. Eran tantos que el sacerdote hacía pasar grupos de a 30 para explicarles en que consistía la ayuda de aquella Iglesia. Ana percibía caras contentas, otras inseguras pero todas con el mismo clamor de buscar tranquilidad y estabilidad lejos de Colombia.
– Nombre completo por favor, expresó una muchacha joven y muy cortante, la encargada de llenar papeles antes de entrar al recinto. En ese momento Ana comienza su travesía para lograr un estatus permanente en este país. El sacerdote explicó como la Iglesia se había convertido en el medio mas eficaz y seguro para la aprobación de los asilos. “Cada caso es distinto y será analizado para modificar o si es necesario acomodar ciertos datos,” esta frase inquietante hizo entender a Ana que quizás no era suficiente con lo que le había pasado.

Ana perteneció al partido liberal colombiano, encabezando la lista del senador Víctor Renan Barco en el municipio de la Dorada, Caldas, ubicado en el eje cafetero colombiano. El departamento de Caldas ha sido gobernado tradicionalmente por dos potencias políticas, Barco y Yépez. Era la primera vez que Ana rociaba la política en Colombia, y había sido escogida por Barco debido a que lideraba un proyecto para la creación viviendas para la comuna mas pobre de La Dorada. Un contrato de tan alta suma de dinero no podría ser aprobado sin el apoyo de algún sector político. Ana, mediante su trabajo como miembro del partido Barquista notó la desviación de los fondos para el proyecto que ella había sacado adelante e intento denunciarlo al jefe del partido. Al no tener contestación, quiso interponer una demanda pero fue amenazada hasta el punto que le dieron plazo de 24 horas para irse de la ciudad.
-Con la historia de esa manera, el asilo será negado, comentó el sacerdote mirando fijamente a Ana quien se encontraba al otro lado del escritorio. Ana perpleja se sorprendió aun mas cuando entendió que la situación era muy compleja debido a que Colombia es un país supuestamente democrático ante los ojos de Estados Unidos y por ende salir huyendo porque miembros de un sector político la amenazaron no es razón suficiente pues existen medios para ella hacerse proteger. La solución más fácil y eficiente fue cambiar la historia y decir que fue amenazada por la guerrilla colombiana FARC. – Así, el asilo está prácticamente ganado, aseguro el sacerdote.
La cita con el agente de inmigración fue lo más angustioso del proceso. Estar al frente de una persona cuestionando papeles y fechas, haciendo recordar hasta el más mínimo detalle de lo ocurrido con la intención de sabotear esa ilusión de aquella persona que anhela una decisión positiva. Ana solo pensaba en su pueblo, aquel sitio donde guardaba sus secretos, nacieron sus hijos, estaban sus amigos, familiares, era reconocida, conversaba con las vecinas, y sabia lo que ocurría en cada esquina. Pero ahora no era lo mismo, no podría volver allí, tendría que comenzar en otra ciudad, sin conocer a nadie, sumergiéndose en un mundo extraño, una mujer de 40 anos, viuda, con dos hijos y sin un peso. Por eso no podría volver a Colombia, pues el lugar donde todo lo tenía no la dejaría estar allí ni por un instante. Los amantes del silencio usurpan como espíritus que rodean todo el lugar y se aseguran que aquellos amenazados no vuelvan allí.

Eran muchas las razones que dificultaban abrir aquel sobre, pero había que hacerlo y enfrentar cualquier decisión. Ana rasgó el sobre por un lado como siempre suele abrirlos y de una forma muy calmada extrae ese papel definitivo. Sin saber mucho ingles vio en el cuadro superior derecho en mayúsculas que decía “APPROVED.” Sin emocionarse del todo salio de su casa y le pidió el favor al vecino que le confirmara lo que ella creía haber visto. Quería estar totalmente segura que allí decía la aprobación de su asilo, y efectivamente, su estadía en este país ya podría ser permanente, ese peso de encima se le cayó y solo faltaría comentarles a sus hijos que por fin estarían tranquilos, lejos de la zozobra y la amenaza que vivieron en ese pueblo que tanto quieren, La Dorada.

Andres Rios / Septiembre 29, 2008

Saturday, March 15, 2008

MAGIA O MAFIA DE LOS MEDIOS

Con los últimos acontecimientos podemos darnos cuenta de la influencia tan grande que tienen los medios de comunicación en los países de América Latina. Y lo más alarmante es el “adoctrinamiento” que los grupos económicos y políticos hacen con ellos. Ahora sí sale el tan citado dicho: “Para donde va Vicente, va toda la gente”. Si los medios indican que las noticias con sus respectivos “análisis” deben ir en x o y dirección, de seguro la gran masa las acogerá como verdaderas, casi venidas del mismo seno de Dios.

Por una parte nos damos cuenta de la importancia que tienen los medios de comunicación y el papel que pueden hacer para conseguir la paz y el bien común, pero lastimosamente no son usados para ello, aunque los “fieles oyentes” estén convencidos de que es cierto. Muchos dijeron que la marcha del 6 de marzo iba a ser un fracaso porque los medios no le había hecho campaña, por lo que se podía deducir que tal marcha era de poca monta. El criterio de validez lo otorgan las “noticias” y la publicidad.

La magia de los medios de comunicación se está volviendo una “mafia” de los grupos parapolíticos y gamonales de América Latina y del mundo, que sólo ven en los medios una forma de mantener su poder y su dominio. Por eso la farándula, los “deportes”, y demás cosas que llenan la "imaginación" y entorpecen la inteligencia son los platos del día y la noche.

El adormecimiento colectivo, que siempre ha existido, ha tomado una fuerza inimaginable. Los estudios, la conversación, las propias convicciones, en fin, todo ha sido desplazado por los “enlatados” que contienen la sustancia “Light” del pensamiento. En la era de la tecnología nos han vendido la idea de que sólo los dueños de los medios de comunicación tienen pensamiento y tienen la “obligación” de pensar y actuar por los demás. El mundo latinoamericano de hoy parece en estado letárgico, al cual sólo hay que mantenerlo con “inyecciones” de irrealidad y ficción, estimulando eso sí su “voluntad” para consumir y “mantener la cabeza abajo”. La mafia de los medios es un poder hipnótico que nos producirá esclerosis y parálisis personal y colectiva. ¿Muy exagerado?

Jorge Montenegro / Prensa Rural / Sábado 8 de marzo de 2008